No te preocupes más por esa demanda que se te ha atragantado. Es un atasco mental. Pasa en las mejores familias y se llama parálisis por análisis. Posiblemente se te siga resistiendo si no te ocupas ya. Esa sensación de no querer cometer error alguno, no dejar huecos, ponerte en el otro lado de forma enfermiza, estar dando vueltas y vueltas sin tomar una decisión no significa que seas una persona insegura. O sí y no tienes remedio pues eres un incompetente consciente. Un fraude. Un fake. Sigue leyendo y, quizás, te depure la mente.

Parálisis por análisis

Por Javier Beltrán-Domenech.

Perfeccionar lo ya escrito es una deformación profesional. La estructura de un texto no descansa en una mente jurídica. Quieres que sea “ganador”. Y si quieres sentir dolor revisa, con total vergüenza ajena, tus demandas de hace años (claramente mejorables, sin duda alguna, con tu mente actual). Quieres tomar la mejor decisión y analizas hasta la extenuación la jurisprudencia, doctrina, experiencia previa, asuntos antiguos, google y…Mundo Jurídico (realmente un Semi-Dios del Derecho).

Pero aquí llega la cruda realidad: por más que revises, cambies y analices, una y otra vez, nunca tendrás una garantía total de que estás tomando la decisión correcta. Siempre hay factores externos que escapan a nuestro control y, esto es duro pero hay que decirlo, estamos en España. Además, tu tiempo se acaba. Eso es tan inexorable como la Muerte y Hacienda. Parálisis por análisis.

El maldito tiempo. Bendito tiempo. No te olvides del tiempo del que dispones y que acabará tarde o temprano. Aprovéchalo. Analizar es inteligente, pero si la parálisis por análisis se lleva demasiado de tu tiempo te están robando más que el oro. ¿Cómo, entonces, hacerlo bien y concentrar tiempo?

Hay un truco-solución que te parecerá realmente procrastinar pero que si aplicas no puede fallarte: bloquea agenda y márcate un límite de tiempo, un plazo máximo o una fecha límite. En este preciso momento enfócate sobre el resto de asuntos (aprende a decir que no es no) y prioriza esa demanda. Una vez que haya transcurrido ese tiempo, el texto puede considerarse atrasado y no puede ser más perfeccionado sino estropeado. Cuesta al principio pero la vida sigue ahí afuera, créeme. Posiblemente, el amor de tu vida también te espere fuera mientras lo analizas.

¿Te sonríes y te sientes condescendiente con este letrado? Claro, porque ya llevas todos los escritos pasados de plazo. No te has organizado. Has procrastinado y lo del policronismo es lo tuyo. Tremendo. Debería darte vergüenza.

Ahora en serio.

Estas en soledad. Nadie va a ayudarte. El análisis no es garantía de éxito y menos con una demanda que, por mucho que te hayas currado a lo bestia, posiblemente nadie se lea con el cariño que querías. A veces ni el contrario. Céntrate en el post- demanda (esto será otro artículo) como si fuera la propia demanda. Luego se puede hacer magia y en los últimos cien metros a veces se decide una carrera.
No digo que hagas un churro. Ni se te ocurra. Digo que te enfoques con un buen planteamiento, nudo y desenlace comprensible y correcto. Posiblemente sirve para todos los aspectos de tu vida, pero analizar profundamente una decisión paralizándose en ella no garantiza el éxito en una demanda judicial. Hay factores externos que no podemos controlar y que influirán en el curso de los acontecimientos (el propio cliente, el contrario, la defensa contraria, juez, fiscal, Letrado de la Administración de Justicia…)

Y así, poco a poco y con los años, se te irán resistiendo pocas demandas. Muy pocas demandas. Casi ninguna demanda…salvo esa nueva demanda con esa acción tan rara de la que poco o nada encuentras en libros, redes o en tu cabeza. Ahí, sólo ahí, que Dios reparta suerte.

Parálisis por análisis. Javier Beltrán-Domenech.

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