Si la lechuga, la penca y la coliflor nos gustaran tanto como el chocolate, los gofres y los donuts el mundo sería muy sano y muy fit. Pero la imposibilidad de controlarse es lo que definiría, llevándolo todo al extremo, al adicto. Viene México lindo y viene fuerte pues esta sustancia de la que hoy les cuento no precisa cultivos, plantaciones ni el entramado de otras drogas. Ojo con Mr. Fentanilo que empieza a cruzar el charco.
