Cuando el macarra sube a asceta y se cree intocable, se descontrola para los demás pero no para él. Esto, bien entendido, da mucho de sí. Si a lo anterior unes que es agosto, que esto va de fúrbo y que hay que alimentar noticias para pagar a los contertulios, expertos, abogados de maquillaje, peritos y demás que saben de descuartizar cuerpos y leyes tailandesas más que su panadero de cabecera de masa madre, el macarra debe ser depuesto, vilipendiado, llevado a la plaza y, sin camisa, su cabeza debe ser guillotinada. Ahora sí, todos a la vez sí pueden con el macarra aunque saque las cadenas y el bate de beisbol para partirnos a todes las piernas.
