Macarras

El diccionario de la lengua española define macarra (lo de Macarras, S.A. es mío y ahora lo explico) como una persona vulgar y de mal gusto que se comporta de manera agresiva, insolente y chula. Random, puede romper una raqueta, enseñarte un dedo, tocarse sus partes, insultarte sin pudor en la cola de compra de entradas o por la calle sabiendo que no tiene penalidad alguna y decir que esto es porque es así y nadie le va a cambiar.

Macarras

Ojo, que al principio los macarras, a distancia, son muy divertidos. Su desparpajo te saca del letargo (“joer, por fin alguien habla claro, qué bien, qué personalidad”) y porque para un ratito está bien como diversión. No lo dice claro el diccionario, pero podría aplicarse a los dos sexos (masculino y el femenino salvo algún extraterrestre que viva entre nosotros y no tenga sexo). Otra cosa es que Ud. se auto perciba hoy “ecuatosensorial” y no nos deje saber nada de sus cromosomas sexuales.

En el deporte rey, y en la política, hay gente sensacional, trabajadora, elegante y educada. Pero destacan y gustan más los macarras como gustaba más “Espartaco” cuando cortaba cabezas en el Coliseo que cuando sembraba grano. Dan más cancha y ahora más audiencia. Un tipo que no tiene pelos en la lengua gusta más en una rueda de prensa.

Y estas letras vienen porque, provocándome un sopor insoportable el opio del pueblo (aprovecho para recordar cómo a los niños se les sigue llevando a los campos a gritar e insultar a los jugadores y al tipo de negro con el plácet de los progenitores) me acaba de sacar del letargo vacaciones un muy interesante asuntillo de cañas (si no son de Motril o Granada no lo van a pillar) que he tenido la desgracia de escuchar hoy en riguroso directo en la radio mientras conducía. Por si no lo saben, el fútbol y la política son realmente sociedades anónimas que  se panelan y estructuran más o menos igual.

Macarras

El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Es muy fácil, por lo anterior, encontrar macarras en todas y cada una de las instituciones públicas y privadas que hay. El resto lo permite porque el que calla otorga y porque, si le hablas, te levanta la voz y no te apetece “darte de leches” acabando en un barro donde el cerdo está acostumbrado a revolcarse y te gana por ahogamiento.

Macarras
Macarras

Si quieres medrar, síguele de cerca, ríele las gracias y te irá de cine. Te incomodará estar a su lado, sobre todo cuando grita, te pega golpes, dice tonterías, erupta, se limpia con las manos y es objetivamente vulgar; pero deja que haga todo el trabajo de desbroce y limpieza del bancal porque nadie se puede comparar a su esencia. Ergo, primer mensaje: es más fácil por lo general ostentar un cargo político siendo maleducado que siendo una persona educada. Macarras por doquier.

El de hoy no es el primero y lo del beso forzado, lo de tocarse el paquete y el me too se lo van a comer vivo (a ver quién le dice ahora que no podía haber hecho eso cuando él lo ha venido haciendo tanto tiempo en otras formas) Además, la corriente desatada de que “nadie puede ir contra el me too” ni contra la defensa de la mujer porque la Santa Inquisición actuará rápido (que se lo digan a “mis” cinco clientes de calabozo de agosto por la sólo manifestación de su ex) harán que los que han aplaudido dirán ahora Diego y no Digo.

Existen casos de presuntos macarras, famosísimos, a los que no les ha pasado nada y, claro, se vuelven más macarras hasta en el andar. Llegan al poder de pura chiripa, sin mérito alguno propio, y ya empiezan a desafiar “a la peña” desde una tribuna de oradores. Son tan-tan prepotentes y están tan-tan pagados de sí mismos que el mundo es suyo pero no es suficiente si no tienen tu plácet. Este tipo, muy cute, que era presidente de España (ahora la divina providencia se le ha aparecido) nos dejó estupefactos en directo en TV:

-Presidente, muy macarra, se afirma: “¿La Fiscalía de quién depende? ¿De quién depende?”.

-Periodista, atemorizado, responde por lo bajini: “del Gobierno”

-Y el Presidente, chulesco, sigue: Pues ya está“.

Guau, qué porte, qué naturalidad, qué poder. No le digamos nada, que nos defenestra y quita el cargo. Segundo mensaje: el macarra posee poder “muy gordo” e información muy interesante guardada y tiene una cohorte de lameculos que le llevan a ser más macarra. Los correveidiles son sus favoritos.

¿Pero el macarra nace o se hace? ¿Y qué pasa cuando dos o más macarras se encuentran? Pues que Macarras, S.A. entra en escena. Se conocen y se susurran al oído eso de ”ojito conmigo que yo soy muy chuli y mis cojones/ovarios van por delante, eh? Como tire de la manta nos vamos todos a Chirona, eh?”. Vale, venga. Juntémonos y veamos quién es más macarra porque el pueblo quiere circo, pan y fiesta. Hagamos un escalonado de macarrería para que nadie pueda ni acercarse o le mordemos.

Pero, ay ay ay que, tercer mensaje, a cada cerdo le llega su San Martín.  Cuando un macarra se pasa de rosca ya no tiene escapatoria: sea por un “pico”, por ser maleducado, por agarrarse la entrepierna al lado de una niña o sea por un uso indebido de un jet privado o vender a tu país por seguir figurando. El vulgo, como en Fuenteovejuna, ahora pide tu cabeza en una pica. Es como el desamor y como lo de los toreros ahora, que todavía no saben por qué se les odia (y no es por el paquete, no) y así lo explica el gran Ariel Rot en “ahora piden tu cabeza

Cuando el macarra sube a asceta y se cree intocable, se descontrola para los demás pero no para él. Esto, bien entendido, da mucho de sí. Si a lo anterior unes que es agosto, que esto va de fúrbo y que hay que alimentar noticias para pagar a los contertulios, expertos, abogados de maquillaje, peritos y demás  que saben de descuartizar cuerpos y leyes tailandesas más que su panadero de cabecera de masa madre, el macarra debe ser depuesto, vilipendiado, llevado a la plaza y, sin camisa, su cabeza debe ser guillotinada. Ahora sí, todos a la vez sí pueden con el macarra aunque saque las cadenas y el bate de beisbol para partirnos a todes las piernas.

Mini-epílogo: los macarras no deberían tocar estamento alguno. Los políticos no podrían acceder a este cargo sin haber trabajado más de 15 años. Los profesionales de menos de 10 años de ejercicio no debería dar consejos a otros que inician su profesión.

Si, claro, y los ríos deberían ser de cerveza.

¿Saben, por cierto y que curioso? Los planes de prevención penal (compliance) vinculantes a empresas, en sus inicios excluyeron a los partidos políticos y a los sindicatos. Por eso pueden decirse lo que se dicen con la peor oratoria que podamos escuchar a quienes, se supone, deberían hacerse el haraquiri ( 切腹 seppuku y 腹切りharakiri no es la forma común aunque es más visual y no hace falta sea mediante desentrañamiento si no quieren) cada vez que se les pilla en un asqueroso o vergonzoso desplante a la función pública. Aparta o aporta.

Qué bien que dentro de dos o tres días otro macarra, hombre o mujer, se habrá salido de tiesto y podremos encender la tele y radio para ver cómo su lenta muerte (“PIUM PIUM, MUELE MUELE” como el gift) duele más que una temporada en el Averno. Panem et circenses.

😉

Con toda mi ironía, Javier Beltrán-Domenech.

P.S. “¿Adónde van los macarras cuando se les defenestra? ¿y las maletas perdidas? ¿Y el dinero de las consignaciones judiciales que nadie reclama? Menos mal que llega septiembre en pocos días…

Javier Beltrán-Domenech
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