No es pais para mediación

No es país para mediación

Dice la ley que “se entiende por mediación aquel medio de solución de controversias, cualquiera que sea su denominación, en que dos o más partes intentan voluntariamente alcanzar por sí mismas un acuerdo con la intervención de un mediador.” No es país para mediación. Básicamente, la mediación es una técnica de resolver o arreglar un problema (en general) basada en el dialogo y la comunicación, que finalmente determina una solución conjunta al problema sin imposición de un tercero y con acuerdo entre las partes de tal forma que ninguna de las dos gana o pierde. Con ello no sólo se acelera el proceso de “arreglo”, sino que se posibilita un acercamiento más rápido y fácil para las partes en el futuro.

No es país para mediación

Por Javier Beltrán-Domenech

Hasta aquí la teoría y, vaya por delante, dejo claro que estoy totalmente a favor de la mediación (si bien de otra forma práctica, no como obligación) y la practico junto a otros métodos de negociación, diariamente, con otros profesionales. Pero no es país para mediación, aún.

La Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles se publicó en España amenazados por una sanción de la UE por la Directiva 2008/52/CE. Se desarrolla por Real Decreto 980/2013 para “asentar en nuestro país la mediación como instrumento de autocomposición eficaz de controversias surgidas entre sujetos de Derecho privado en el ámbito de sus relaciones de derecho disponible”. Desde tal fecha, avisándonos de lo inmediato de su aplicación y habiéndonos hecho gastar una pasta en cursos y másteres (chollo que han visto muchos en la Abogacía y dados de alta de nueva creación para estas lides del “merchandising” humano) no se ha conseguido desarrollar la potencialidad augurada desde su gestación y la propia EU reconoce lo anterior: falta de una «cultura» de la mediación en los Estados miembros.

No es país para mediación

Lamentablemente, la mediación se ha vendido como producto publicitario “guay” en España. Como setas, y por lo fácil a priori de su formación, han aparecido miles de personas, profesionales o no, realizando un título y uniéndose a esa gran alegría y celebración de verse entre ellos (desde el Estado se llegó a llamar “La fiesta de la Mediación” en algún momento) sin que, y no es broma, más del 90% no haya celebrado una en la realidad en años. Nunca fue obligatorio acudir a mediación antes de un pleito y en las escasas ocasiones que he acompañado a mis clientes jamás se ha logrado avanzar más de lo que ya los letrados habíamos hablado.

Es un hecho objetivo que “los españoles” no se ponen de acuerdo en nada. Para muestra, las “autonomías”. Esto es de locos y a nivel legislativo y de idiomas ni les cuento. Aquí no hay quien se sepa si una ley se aplica, o se ha modificado, de lo cambiante que es. Tampoco es un país que cumpla voluntariamente con el fisco, por motivos históricos supongo, ni que acate voluntariamente leyes ni órdenes; España no logra ponerse de acuerdo en los temas políticos importantes (agua, luz, economía, empresa, seguridad social, impuestos…). Somos un país de sol, de luz y color, de gente caliente y de seres irascibles y susceptibles que suelen estar divididos menos cuando juega la selección española o cuando nos amenazan “potencias extranjeras”. Que se lo digan a los íberos, celtas, fenicios, cartagineses, griegos, visigodos; a los romanos, a los germanos, a los musulmanes, a los franceses, y a los demás invasores de los siglos cercanos y no tan lejanos. No nos gustan las imposiciones pues, por sistema, no acatamos a la Autoridad, y resolvemos los problemas con beligerancia salvaje.

No es país para mediación

javier beltran domenech
javier beltran domenech

Lo anterior lo explico porque la futura Ley de medidas de eficiencia procesal del Servicio Público de Justicia, que cree que el problema no es la falta de medios, sino la falta de cultura de arreglar asuntos, viene a “imponer” la mediación (y cuidado porque no será gratis como sí lo es el SMAC en temas laborales) y los llama (ahora todo tiene que tener un nombre sonoro y bonito) MASC “medios adecuados de solución de controversias” para, dice “aumentar la sostenibilidad, reducir la litigiosidad existente en los tribunales y promover la cohesión social, potenciando el papel de la Justicia como motor de desarrollo económico.”

Una piedrecita más entre los engranajes… No es país para mediación.  Quizá sí para arbitraje o conciliación…pero no para mediación. En cuanto se ponen a hablar el problema resurge de nuevo.

Sin comentarios.

Javier Beltrán-Domenech

Javier Beltrán-Domenech
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