Presunción de indecencia
Dicen las leyes que una persona debe ser considerada inocente hasta que no se declare, legalmente, que es culpable por sentencia definitiva. En teoría, dicho principio debe ser garantizado por la propia Justicia que, como decía aquel, debería temblar antes por condenar a un inocente que por soltar a un culpable. Y aquí entra en juego la acusación pública (Fiscalía) o la particular y será quien acusa quien deberá “destrozar” tal contundente principio de inocencia.
En teoría, también, y mientras el investigado se defiende, no se le debería de privar de derechos y la libertad, por ejemplo, debería ser uno de ellos. Pero también el derecho a su honor y a su honra hasta que se le condena tras un proceso justo y controlado donde podrá acudir con toda la prueba que intente para su defensa.
Pero esto no es así en España. Nuestro sistema judicial, que tiene muchas cosas buenas y además lo intenta con pocos medios, no ayuda nada y, por ejemplo, la Ley de Violencia de Género deja claro que ya existe un resquicio legal a esta presunción de inocencia. Pero no sólo sucede con temas de violencia o maltrato. También con asuntos de corrupción, delitos económicos y otros que son los que más acceden a los telediarios. El país entero clama por la cabeza, como ahora quieren la de los toreros, del justiciable citado y presume que es un indecente en vez de un inocente. Y basta ver un programa de tertulia en cualquier canal. La vecina, el compañero de trabajo, el cartero y el del banco son los jueces más severos.
Presunción de indecencia
Así, durante el proceso penal y la instrucción de la causa, el ahora investigado viene sufriendo una serie de penas (básicamente por las redes sociales) adelantadas a la definitiva sentencia sin saberse si, finalmente, será o no condenado. ¿El resultado? Nunca será el mismo, aunque sea absuelto. Será un indecente por lo que creemos, bien por prensa o por TV, pensamos que ha hecho. Porque pensar es fácil en uno u otro sentido, y opinar es gratis. “Fue absuelto sí, pero seguro que lo hizo”.
¿Pero… y qué pasa con el absuelto al que Ud ha condenado en vida, fusilado su intimidad, denostado a su familia y amigos y escupido por el suelo que pisaba? Esto se responde por sí solo. Si la denuncia fue falsa, y para perseguir los trozos de su honra que ha perdido, iniciará una cruzada contra el falso denunciante. Si existieron indicios que posibilitaban que fuera, por ejemplo, detenido, o contra él iniciado un proceso penal, no será tan fácil reponerse, y tendrá que callar y sumergirse.
Como decía otro, nada como dejar que el corazón y los sentimientos acaben con la Justicia. Menos mal que existen jueces que, con la cabeza fría y los pies calientes, garantizan y deciden el respeto de toda persona que está siendo investigada por un presunto, no se olviden de citar la palabra, delito.
En dos décadas nuestro sistema evolucionará y no hablaremos de esto…mientras tanto, tengan a mano siempre el teléfono de un buen abogado.
Perdonen que me haya puesto tan serio, pero es que de verdad esto clama al cielo.
Javier BELTRÁN-DOMENECH
www.javierbeltranabogados.com
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