A mi entender, la clave es la sencilla y fácil disponibilidad digital de contenidos pornográficos explícitos. El porno, en todas sus inventadas facetas, tamaños y colores, está al alcance de todo usuario y aquí incluyo sin distinción a los menores de edad. Las propias redes arrastran el porno y lo presentan como anuncio o como resultado de búsquedas. Y si no, los adolescentes buscan directamente lo que por curiosidad no saben, y es tremendamente fácil acceder a contenidos salvajes en páginas y aplicaciones sin ningún tipo de control.
