«¿Me quiere o no me quiere…? ¿Y casarse… no quiere? ¡Ah, desgraciado, que dejado me ha horas antes de la boda!.» No, no es el romance del prisionero, sino la elegía de dolor del dejado en el altar, Juzgado o Ayuntamiento con el convite pagado. La cancelación de una boda un día antes, una hora antes y, en general sin poder cancelar regalos, invitados, antes de su celebración, es para el Código Civil español objeto de regulación. Los artículos 42 y 43 del Código Civil regulan la promesa de matrimonio.
