Nos dicen que “España está buscando alternativas” para la «gestación ucraniana». Así es el argot para referirnos a las 20 familias españolas con menores nacidos por gestación subrogada en Ucrania que “no pueden volver”. ¿Quizá debieran pensar legalizarlo en nuestro país? Este problema se suponía que ya estaba solucionado con la instrucción de la Dirección General de Registros y del Notariado «en la que se abría la puerta a la inscripción de niños concebidos en el extranjero por gestación por sustitución mediante la presentación de una prueba de ADN que certificara la paternidad o maternidad de uno de los progenitores».
