Cuentan que el 10 de septiembre de 1945, en la granja de Lloyd Olsen Zweedijk, en Colorado, EEUU, y tras hacer su “trabajo de granjero”, una de las aves decapitadas se levantó y comenzó a correr por el patio como pollo sin cabeza (pura pullum en latín o headless chicken in inglis) ante el asombro de todos. Al final del articulito os cuento (hoy voy a tutearos) más pero adelanto que tiene que ver con el cerebro.
Pollo sin cabeza
Por Javier Beltrán-Domenech
En la Abogacía, el stress es el causante number one de la práctica totalidad de dolencias físicas y sicológicas. El abandono de la profesión es ahora más elevado que nunca y si bien siguen colegiándose oleadas de leptones algunos no soportan más del primer o segundo año de ejercicio y se van a opositar (pobres almas… con lo bonito que es ésto…). Te cuentan que un día u otro alguien les dió un hachazo o golpe en la cabeza (virtual) que les afectó el cerebro y que al final iban frenéticos de lado a lado, “como un pollo sin cabeza”, y habían notado cómo el cerebro les permitía seguir corriendo en modo automático pero sin los sentidos conectados. No podían dormir y sufrían. Un cuadro que pasa en muchas otras profesiones pero más en la nuestra… pero ir como pollo sin cabeza tiene solución si sabes qué tienes qué hacer y te mantienes firme.
Existen dos tipos de abogados: el organizado y el no organizado. No hay más y no tiene nada que ver con ser más o menos listo. Y esto es así, créanme, que llevo 28 años despachando whisky. El que no se agenda, no se adelanta, no revisa sus plazos, dice que no a lo que tiene que decir que no, no se quita lastres y no reordena diariamente su semana, como si fuera un tablero de ajedrez, comienza una frenética carrera diaria sin sentido, apagando fuegos con saliva a veces como si, tras levantarse, esta maravillosa profesión pudiera matarle, arruinarle, darle dolor de cabeza, terminar visitando a un cliente en la cárcel o llevarle con un jet privado a Marsella ida y vuelta (sic).
Salirse mucho de la organización del Despacho acaba cortándote la cabeza. Y esto, bien entendido, da mucho de sí.
Los grandes males: la falta de previsión de los clientes, la inmediatez, las ganas de agradar a todos, la cantidad de asuntos, Instagram, las llamadas del juzgado, lexnet, internet, dedicarte a coger materias que no controlas, la gente que sabe que google cuenta lo mismo pero sin cobrar y luego hay que atenderles cuando la han liado, Tik Tok, los plazos, las consultas, los desplazamientos para trabajar en coche. Los impuestos, la colegiación, el alquiler, la hipoteca, las vacaciones, los colegios, etc. Todo lo anterior no es moco de pavo pero, con algo de práctica, podrás con todo.
Pollo sin cabeza
¿Qué vende realmente un buen abogado? Su cabeza. Y su tiempo. Un abogado que controla lo anterior y está enfocado vale, verdaderamente, su peso en rodio (https://es.wikipedia.org/wiki/Rodio ) pero si no tiene cabeza no vale nada, créanme… Cuídaos ahí afuera. La gente anda como pollo sin cabeza y, muy posiblemente, te la quieran cortar a tí porque no pueden ni verte.
P.S. Tras el increíble suceso del pollo sin cabeza corriendo, el granjero lo depositó en una caja donde, al día siguiente, Mike (así lo bautizaron) estaba y seguía vivo. Y tiene una explicación muy técnica: la mayor parte del cerebro de un pollo se encuentra en la parte posterior de la cabeza, detrás de los ojos, y por ello cuando el granjero usó un hacha para ya saben qué, Mike quedó con la parte del cerebro que controlaba la respiración, la digestión y otras funciones vitales del animal. Y así dicen que siguió vivo 18 meses obviamente con los cuidados diarios de Lloyd y Clara, su esposa.
En la ciudad de Mike ”el pollo sin cabeza” cada año se organiza un festival en su honor (https://www.miketheheadlesschicken.org/mike), que atrae a cientos de asistentes de todas partes de Estados Unidos.
Deje su comentario