En un mundo informatizado, que se quiere mecanizar coordinando el derecho a un puesto de trabajo para el ser humano y que sea la máquina quien se moje, nuestros mayores o los más alejados del mundo tecnológico están sufriendo un verdadero maltrato tecnológico y deberían quejarse, demandar, denunciar, querellarse y otras lindezas. Si no, pues nosotros por ellos.
Maltrato tecnológico
La pandemia ha supuesto un verdadero muro y un tremendo maltrato tecnológico a los que no estaban preparados o no estaban siquiera formados. Todo el mundo debía utilizar medios telemáticos. Pero… ¿y los que no sabían siquiera acceder a la formación? Pues lo de siempre, nuestros mayores. Pero no saben como hacerlo ya que no tienen a quién dirigirse para preguntar siquiera, ni por carta. Sólo por internet.
Tres son los casos, a nuestro juicio, más lacerantes, del maltrato tecnológico que sufren;
Uno, el acceso a la administración y a la cosa pública (fundamentalmente a la Tesorería General de la Seguridad Social, a Hacienda, Ayuntamientos, etc) En primer lugar, porque tienen que pedir Cita previa y nunca es fácil. Dado que por teléfono es prácticamente imposible, lo intentarán por internet. Aquí tendrán que elegir, y para su obtención previa volvemos a la casilla de salida, entre Cl@ve pin (Acceso PIN 24 h), DNI electrónico o certificado electrónico válido, Cl@ve permanente, Ciudadanos EU, y tener coordinado el móvil con sms para cotejar, en tiempo, los datos que se les piden.
Si a nosotros nos cuesta horrores (y qué decir cuando el sistema se cuelga o no admite documentos en línea…la de horas perdidas) no puede Ud imaginar cómo le cuesta a ellos. Ya les contaremos el caso de la gestión de la viudedad tras esta maldita pandemia y la falta de tramitación de pensiones por pura incapacidad de tramitación o de acudir a una sede.
Maltrato tecnológico
Dos, gestiones bancarias privadas. Si bien es obligatorio tener una cuenta corriente para poder domiciliar recibos, lo cierto es que el uso de pagos por paypal, bizum, transferencia electrónica y otros no les son muy cómodos bien por las pantallas bien por las indicaciones, necesidad de móvil y otros.
Ergo, ante cualquier problema con un recibo de suministros de lo que sea, o para pagar un impuesto o reclamar por un doble cobro, o nulo pago, acuden a la entidad…y se encuentran con tremendas dificultades para acceder a su propio dinero. La primera, es que deben hacer cola de pie y en la calle, seguida de un personal que les “criba” su duda y les remite a cajeros automáticos en el exterior del banco, a la vista de todos, que sustituyen al personal. Deben acudir a determinado horario para pagar recibos (apenas llegan a dos horas y no todos los días y según que pagos y a quién) Bien les han cerrado su sucursal y deben caminar mucho y lejos para acudir a una.
Maltrato tecnológico
Tres, y esto me da tanta rabia que “procesaría hasta convertirlos en harina de pescado” a quien lo haga, que son fáciles presas de estafas por internet ya que por bondad o desconocimiento son capaces de hacer click en esa ventana que se abre y que les dice que para poder acceder a su cuenta deben, ángeles míos, rellenar de nuevo al delincuente números y usuarios sin problema alguno, entregando las claves de ese banco que, por correo-e muy bien falsificado, les pide que arreglen algo de su cuenta.
La solución pasaría por, sin duda, establecer a partir de cierta edad, determinada, acceso directo a las sedes, sin cita previa ni nada parecido, con un servicio especial de atención. Se lo merecen. En el caso de entidades privadas, bancos, nada más fácil que cancelarles las cuentas y servicios y marcharse a un banco donde sí tengan este servicio de ayuda privada (ya verán como la banca se pone las pilas, ya…) En cuanto a la defensa de estafas por internet, aumentar la información tanto por TV y radio a nivel público y promover cursos a los que se pudieran apuntar (de esto sí hay más, la verdad sea dicha)
Qué poca vergüenza tenemos si no nos enfocamos en este asunto y les ayudamos en estas cuestiones.
#Maltratotecnológico lo han escrito Celia Zamora Ordóñez y Javier Beltrán-Domenech
www.javierbeltran.org
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