Tras la fatídica «Ley de Vivienda» las protestas por la crisis de vivienda se han intensificado. Pancartas que exigen alquileres más bajos, lemas que claman que «la vivienda es un derecho, no un negocio», y una indignación generalizada parecen monopolizar el debate público. Y no es para menos: los jóvenes enfrentan una realidad devastadora: no tienen casa. Pero el verdadero problema de la vivienda es otro.
El verdadero problema de la vivienda
Comprar, alquilar o compartir: un escenario sin salidas
La vivienda se ha convertido en uno de los grandes retos sociales del siglo XXI. El sueño de tener una casa propia se aleja cada vez más. Los precios de compra son inalcanzables, los alquileres no paran de subir y compartir piso ya no es exclusivo de estudiantes. Todo ello refleja un sistema roto pero pocas veces se analiza su origen real.
El intervencionismo estatal, un actor olvidado
En el debate público suele responsabilizarse al propietario o al mercado por la crisis habitacional. Sin embargo, el verdadero problema de la vivienda radica en un marco normativo que penaliza tanto al que alquila como al que necesita alquilar. Las políticas públicas —aparentemente diseñadas para proteger al inquilino— están generando el efecto contrario: escasez de oferta y precios más altos.
El sistema fiscal y las restricciones urbanísticas han creado un entorno hostil para la inversión. A ello se suman trabas burocráticas, normativas que desincentivan el alquiler y controles de precios que distorsionan el mercado.
Control de precios: cuando la solución agrava el problema
El control de rentas se presenta a menudo como la gran respuesta a la crisis. No obstante, su aplicación ha demostrado ser perjudicial. En Berlín, tras su introducción en 2020, la oferta de viviendas cayó un 57%. En Barcelona, muchos propietarios retiraron sus inmuebles del mercado. Estas medidas eliminan los incentivos para alquilar y deterioran el parque inmobiliario. A la larga, reducen aún más las opciones de vivienda accesible. El verdadero problema de la vivienda no se soluciona con control, sino con estímulo.
Propietarios bajo presión fiscal
Otro aspecto silenciado es la situación de los pequeños propietarios. Muchos no son grandes tenedores, sino ahorradores que han invertido en una vivienda como forma de estabilidad. Aun así, enfrentan una carga fiscal excesiva.
Impuestos como el IBI, el IRPF sobre el alquiler, tasas municipales y costes de mantenimiento consumen hasta un 30% de los ingresos por arrendamiento. Esta presión obliga a subir los precios, afectando directamente al inquilino. Así se perpetúa un ciclo vicioso donde todos pierden.
Más libertad para más vivienda
Frente a estas distorsiones, el verdadero problema de la vivienda requiere un enfoque distinto. Solo una política que promueva la inversión privada, incentive la construcción y elimine trabas administrativas permitirá aumentar la oferta y reducir los precios de forma real. Entre las medidas necesarias destacan:
Reducción de impuestos sobre el alquiler. Flexibilización de licencias urbanísticas. Estabilidad jurídica para propietarios. Colaboración público-privada en construcción de vivienda asequible.
Estas acciones no solo benefician al propietario. Son claves para que haya más pisos en alquiler, más competencia y, por tanto, precios más bajos.
Cambiar el enfoque: del enemigo al aliado
Mientras se insista en ver al propietario como el culpable, el debate seguirá estancado. El verdadero problema de la vivienda es estructural. No se trata de eliminar la rentabilidad del alquiler, sino de hacerlo viable y justo para ambas partes.
El Estado no puede convertirse en enemigo del mercado. Debe ser facilitador, eliminando obstáculos en lugar de crear nuevos. Incentivar la inversión es lo que permitirá regenerar el parque de viviendas, atraer capital y resolver la escasez.
El verdadero problema de la vivienda
Decir que la vivienda es un derecho no debería implicar que sea un castigo para quien la ofrece. La clave está en garantizar un entorno legal y fiscal justo, que permita construir, alquilar y habitar. Solo con más libertad y menos penalización se podrá garantizar una solución duradera.
El verdadero problema de la vivienda no es el propietario ni el mercado. Es un sistema que castiga la oferta y asfixia la inversión. Si queremos pisos accesibles, debemos dejar de atacar al que alquila y empezar a reformar las reglas que impiden que existan más viviendas.
En Javier Beltrán Abogados entendemos que el Derecho debe ser una herramienta para generar soluciones reales. Si desea conocer cómo la normativa actual puede estar afectando a su acceso o gestión de vivienda, estamos a su disposición. Le invitamos a concertar una cita previa, presencial, telefónica o por videollamada, de media o una hora.
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Javier Beltrán-Domenech es abogado especializado en Derecho Procesal y Derecho Civil. Javier Beltrán Abogados Alicante.
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