Hablamos de menores, de su ex y de teléfonos. Imaginen una escena muy real: son las ocho y pico de la tarde cuando el progenitor no custodio, y con una relación no demasiado buena con su ex, llama a casa del otro (o peor, a su móvil) para hablar con su prole. Tras el riguroso “pásamelo”, la primera pregunta es ¿qué has comido?
¿Qué has comido?
Por Raquel Mira (www.javierbeltranabogados.com)
Lo que tendría que ser una conversación cálida y dulce comienza con una ametralladora disparando indiscriminadamente preguntas del tipo: ¿qué has comido, qué haces, qué has cenado, dónde has ido, qué tal el cole…? todas y cada una de ellas dirigidas a confirmar los cinco puntos de cualquier buen periodista: qué, cómo, dónde, cuándo y porqué.
El niño, que o bien está a punto de cenar o está jugando, comienza a esquivar preguntas y finalmente ni contesta, siendo forzado por el custodio para que conteste, y ni por esas…finalmente, muchos días ni quiere ponerse al teléfono.
¿Qué has comido?
Aunque la intención a veces no es mala, y el interés es cierto y curioso, realmente esta estrategia es muy poco inteligente y las preguntas están muy mal planteadas. Son niños, debería Ud. captar su atención y contarles Ud. cosas en vez de interrogarlos como si fuera un policía. Las preguntas, en su caso, deberían ser del todo simples y sinceras por parte del interlocutor telefónico.
Pero, lamentablemente, la mayoría de las veces esto no es lo que persiguen. En la mayoría de los casos llevan aparejado el confirmar, para probarlo luego, el más mínimo fallo por parte de su ex en el cuidado de los menores y así tener algo “NUEVO” que reprocharle, (si bien por suerte cabe resaltar que no todos los casos son iguales).
Es cierto que las cosas con su ex pareja no funcionaron tal y como tenían planeado, y seguramente se sienta decepcionado y enfadado por ello; pero recuerde que sus hijos no tienen nada que ver, y que Ud. es el “ADULTO”. Su “trabajo” es proteger a su hijo, no colocarlo en medio de los dos bandos.
¿Qué has comido?
Nuestro consejo tras muchos años de experiencia en la materia es que Ud. acepte que el niño se beneficie de tener una relación con ambos padres (obviamente no aplicable en casos donde existe cualquier tipo de riesgo de daño o abuso sobre el menor). Para ello hay que permitirle disfrutar de lo que cada padre puede ofrecerle, sin hacerlo sentir culpable ni inseguro por no saber si contestar a todas esas preguntas va a tener represalias en su figura o la de su progenitor.
Hágannos caso, muchas veces no es necesario hacer un interrogatorio, los niños son muy inteligentes y ellos mismos nos van a contar lo que consideren importante simplemente con no atosigarles o dejarles hablar.
Por Raquel Mira ha escrito ¿Qué has comido?
Interesante artículo!
Muchas gracias, Kira!