Detrás de las más sórdidas estafas piramidales que vemos los abogados en los Despachos existe, más que una habilidad del estafador, una grave torpeza del estafado. La estafa del dinero siempre tiene a alguien detrás de Ud buscando, precisamente, cómo engañarle para sacarle la pasta. Y aquél lleva mucho tiempo estudiando cómo hacerle creer, sobre el papel, que Ud. se va a forrar. Ahora atacan a la psique.
La estafa del dinero
No me referiré en este escrito a estafas de vacunas que no lo eran, ni de estafas amorosas por internet o de tarjetas clonadas. Tampoco de los que venden productos que no entregan o la habitual estafa de venta o alquiler de algo que está “roto”. Hablo de la inversión desmedida de dinero, para ganar más dinero, provocada por la insidia de alguien en su oído.
La codicia desmedida, sin embargo, se ve superada muchas veces por el “miedo a quedarse fuera” del pingüe negocio que le están ofreciendo. Le avisan que su vecino, amigo, otro cliente o pariente sí invierta y se está forrando.
Usan el llamado F.O.M.O. (Fear Of Missing Out) Es una, otra de las muchas que el ser humano padece, patología psicológica que vendría a ser como un miedo a perderse lo que otros podrían estar experimentando y de las cuales uno está ausente (lo que les ocurre a los adolescentes en las redes sociales revisando compulsivamente cada minuto qué hacen/viajan/compran/viven los demás). Como decía, ese miedo a quedarse fuera del “exitazo” no sólo hace que, y es un claro ejemplo, Ud “invierta” en lotería comprando su décimo cuando ve que el de la mesa de al lado o su amigo ha comprado, sino que hace que muchos seres normales y corrientes se vengan arriba y, por “envidia terrible” a no ser el que no invirtió, y que otro sí se haga rico de un día para otro con proyectos novedosos que, normalmente, no tiene un soporte sólido detrás, pruebe a invertir para no quedarse fuera. “Mal de muchos remedio de tontos”, podría decirse.
La estafa del dinero
Miedo, avaricia, audacia, desesperación… Sea lo que sea, la estafa del dinero podría evitarse si Ud, su amigo o su familiar entiende que para ganar un porcentaje elevado a lo que Ud invierte tiene que existir, casi siempre, otro listo detrás esperando su turno para ser estafado. Si mira alrededor verá que los rendimientos de dinero habituales no llegan, ni por asomo, a esos porcentajes (se ofrece hasta un 25% anual y ud va y se lo cree…) Lo anterior significa que es muy probable, no sólo posible, que su inversión no salga como Ud esperaba o que sólo lo haga en el momento inicial. El truco sería no invertir todo su patrimonio o no hipotecar para invertir, pero la patología gana.
Y no digo yo que sea malo invertir o especular. Ni le digo que se conforme con lo que gana. Claro que hay negocios, y pelotazos, alucinantes con o sin mucho trabajo detrás. Pero lo que vemos en los Juzgados clama al cielo y entramos ya en materia.
Es lamentable ver cómo, desde hace más de 20 años, los bancos vendían a jubilados y personas con ahorros justos no sólo viviendas financiadas al 120%, sino que con el remanente les vendían preferentes, cuotas participativas y productos financieros complejos, bolsa, banca, especulación, oro, dinero digital… de los que nadie tenía, ni tiene, idea. ¿Cómo se iba a quedar Ud fuera de las ingentes ganancias del Banco? “No, no, no, por favor. Invierta Ud en algo seguro, en esta Caja o Banco que forma parte de Ud., de toda la vida, y que le dará un interés muy superior al normal. Se va a Ud. a forrar!”
Sí, esto de la estafa del dinero a la que me refiero, guste o no guste oirlo, lo trajeron los Bancos cuando comenzaron a ser codiciosos y no querían quedarse atrás de las prácticas que hacían otro bancos.
Recordarán a Uds un empleado de banca de los años 80. Y digo empleado de banca, o banquero, y no vendedor. Cuando los bancos ganaban dinero limpiamente sus trabajadores eran hombres y mujeres normales, con sueldos, familias, coches y casas normales. Poco a poco, y seguro tienen un amigo-a que trabaja en una entidad y se lo explica, los bancos vieron su hueco por esa década y comenzaron a poner a sus empleados una zanahoria frente al carro y a premiarles con bonos, participaciones, coches, viajes, casas, comisiones y jets privados (en el más alto nivel) vendiendo lo que fuera y a quien fuera. Sólo importaba vender.
Los yuppies de los 90 ganaban tanto dinero que ya no se diferenciaba al banquero del comercial. El exceso debía mantenerse y empezó a importales poco si vendían o a quién vendían un apalancado, una cláusula suelo, una multidivisa, unas preferentes pues, total, el dinero era prestado por ellos mismos. Y sí, ya usaban el F.O.M.O. cuando le decían eso de: “¡¡date prisa que no te puedes quedar fuera de esta inversión!! Y Ud., que pensaba que había dado el pelotazo de su vida, compraba lo que fuera y si podía lo proclamaba a los cuatro vientos.
No les quito culpa a los estafadores. Ninguna. Pero muchas veces nos estafan porque, en vez de dedicarnos a lo que sabemos y enfocarnos en lo nuestro, la propia sociedad nos arrastra a ser, literalmente, engañados una y otra vez por la propia estafa del dinero.
La estafa del dinero
Javier Beltrán-Domenech. www.javierbeltran.org
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