Por Javier Beltrán-Domenech.
Desde luego, nuestros mayores no se merecen acabar así, divorciados de mis nietos.
Con más de 65, 70 ó más años y habiendo trabajado una vida criándonos y educándonos (antes no nos daban una maquinita o una consola) deberían disfrutar mimando y consintiendo a sus nietos y nietas. He dicho malcriando sí, pero nunca supliendo, de forma alguna, a padres y madres separados o divorciados que no tienen tiempo para, custodia compartida o no, educar y cuidar a sus hijos. Mucho menos para tener en casa “de continuo” a hijos e hijas divorciadas, y ya creciditos, en los tiempos que la casa nido o el período de custodia no les hace estar con sus hijos.
Divorciados de mis nietos. Se les rompe el corazón viendo tal descalabro en sus vidas a esa edad si no se les explica y se les “utiliza” correctamente. Y esto significa con su consentimiento.

Divorciados de mis nietos
Muchos “abuelos” nos refieren la vida de sus hijos, lánguida y terrible en casa, o de locura por salir “a la calle” mientras los hijos de éste-a, sus nietos, están con el otro progenitor o cuando, como es el caso que cuento, prefieren dejar a los hijos con los “abuelos” que quedarse una tarde con ellos en casa.
Divorciados de mis nietos. La sociedad ha cambiado, sí. Vamos más rápido, sí… pero olvidar a nuestros padres y abuelos es un error tan grave como fácil de remediar.
Haga un favor, por Dios… úselos de abuelos y abuelas, no de profesores o de cuidadores obligados. Verá que si les consulta les gustaría pasar más tiempo haciendo “cosas de jubilados” y ver a sus nietos para jugar con ellos, que criando por segunda vez hijos de una generación 3.0 que ya no comprenden.
Javier Beltrán-Domenech.
Deje su comentario