El sueldo de un político no se limita a su salario base. También incluyen dietas exentas de impuestos por desplazamientos, residencias, intervenciones en plenos, mociones y otras actividades parlamentarias. Estos beneficios se suman a las dobles o triples pagas extraordinarias y complementos por prácticamente cualquier motivo. Y lo más indignante es que estos privilegios se otorgan sin pasar por un proceso de selección competitivo o transparente. No se han sometido a exámenes, ni oposiciones; solo han demostrado lealtad a su líder.
