Por Raquel Mira.
Recordarán Uds. eso de “si me dejas 20 euros te los devuelvo en una semana y, además, el domingo te toca el mando de la tele, o te dejo el asiento del copiloto…” (Entre hermanos, eran de las cosas más cotizadas por aquel entonces). Ya desde muy jóvenes estábamos llevando a cabo “grandes operaciones financieras”, donde además de la devolución de lo nuestro exigíamos un plus, intereses incluidos…
Familia, dinero y préstamos
Pues sigue siendo realidad porque nos seguimos viendo situaciones similares. El problema es que hemos crecido y esta vez las cifras de dinero algo superiores, ya que lo que antes costaba 6 euros, mil pesetas, ahora ha pasado a valer 10 veces más sin saber porqué.
Los préstamos entre particulares se están convirtiendo en una opción necesaria de financiación, debido a que los intereses de los préstamos particulares que ofrecen los bancos son muy elevados, y ni hablar de los créditos rápidos. Las opciones para conseguir financiación cada vez son menores y por ello una buena opción es recurrir a un amigo o familiar para que te preste el dinero. De esta forma ambos ganan, prestatario y prestamista, ya que si se establece una retribución, el prestamista podrá obtener una rentabilidad por su dinero y, el prestatario podrá conseguir el dinero con un tipo de interés inferior y sin “papeles ni nóminas ni rentas”.
Cuidado porque hay tanto auge que existen distintas plataformas online creadas concretamente para regular préstamos entre particulares, haciéndolos mucho más seguros y regulándolos correctamente. Pero eso sí, asegúrense de que se trata de una web 100% fiable antes de contratar y sepa que no está Ud. recibiendo dinero de “El Padrino”, porque un día llegará y si no le ha pagado…quizá no le pida un simple favor. No es broma.
Si por el contrario Uds. deciden llevar a cabo tales prestamos sin intermediario de por medio y basándose en la confianza que depositan en la otra persona, les recomendamos dejar constancia de ello a través de un contrato para préstamos entre particulares, lo cual nos puede evitar muchos problemas (ya saben lo que dice el refrán “del amor al odio solo hay un paso”).
Sin duda alguna tal contrato deberá hacer referencia en primer lugar a las partes implicadas, así como la cantidad prestada. Otros aspectos importantes que se requieren para su regulación serían: las cuotas de devolución, así como el plazo para ello, el interés (si lo hay), y cualquier otro aspecto que se crea oportuno.
Una vez formalizado el acuerdo, debemos acudir a “legalizarlo” por muchos motivos. Si no hay un contrato y aparece mucho dinero en la cuenta de uno, sin haber justificación, Hacienda puede suponer que bien es una donación, o bien, si está de buen humor, pensará que es un préstamo con retribución y obligará al prestamista a declarar en el IRPF los intereses, los haya o no (el tipo de interés legal del dinero será el que se aplicará, que actualmente es del 3,5%). Si, por el contrario, establecemos un contrato entre particulares, Hacienda no aplicará este interés, y el prestamista no tendrá que tributar por los posibles intereses.
Como hemos dicho, otro problema con el que nos podemos encontrar es con que Hacienda considere que no se trata de un préstamo entre particulares, si no de una donación encubierta, con el objetivo de no pagar intereses. Cualquier donación está sujeta al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, mientras que los préstamos entre particulares estarían sujetos al Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (Modelo 600). Un dineral, vamos.
Familia, dinero y préstamos
¿Qué tenemos que hacer para estar exentos de tributación?
Como ya hemos comentado, los préstamos entre particulares están sujetos al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales, pero la ley establece que están EXENTOS de tributación.
Para ello será obligatorio presentar el modelo 600 a la Consejería de Hacienda de la comunidad autónoma que corresponda. Marcando dentro del apartado de Autoliquidación la casilla (21) “EXENTO”, y en Fundamento del beneficio fiscal o no sujeción (22): “Préstamo exento según el artículo 45.1.B 15 del RDL 1/93”.
¿Qué ocurriría si alguna de las partes falleciese?
Al tratarse de operaciones a largo tiempo, puede ocurrir que prestatario o prestamista fallezcan, o incluso ambos. Como sabemos, las deudas no se extinguen por fallecimiento y pasarán a los herederos. Debemos distinguir:
– Si fallece el prestatario, la deuda se incorporará a la herencia y serán sus herederos quienes paguen la deuda.
– Si fallece el prestamista, la deuda será un derecho en la herencia y uno o varios herederos serán los que reciban el dinero.
Si se trata de un préstamo entre familiares, el hijo que recibió el dinero se convertirá en deudor y heredero, por lo tanto la deuda se extinguirá, a no ser que haya más herederos y quieran la parte del dinero que les pertenece.
Sin duda alguna las ventajas por excelencia de este tipo de préstamos son la inmediatez y la maleabilidad que ofrecen, ya que recuerden que si acudimos a este tipo de métodos de financiación es para evitarnos tramas con el banco y por supuesto ahorrarnos algo de dinero.
No por ello indica hacerlo a la ligera sin cumplir con los mínimos establecidos, lo cual nos puede ayudar a que no se produzcan quebrantamientos de cabeza, ni malentendidos con la persona que se ha prestado a dejarnos tal cantidad de dinero (además quien sabe, igual si tienen suerte el interés es bajo y solo tienen que dejarle el mando de la tele por un rato).
Raquel Mira.
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