Divorcio y vacaciones de verano. Actualizado en julio de 2019. El verano, supuestamente, debe ser una época de relax, dolce far niente y armonía en la que disfrutamos de nuestras vacaciones, de la familia y de estar más tiempo de calidad con nuestra pareja. Pero cuando la relación arrastra problemas sin solucionar, estas fechas pueden ser un detonante para poner punto y final. Es por ello que durante y después de las vacaciones de verano (ya en julio y antes de agosto) se dispara el número de consultas sobre divorcios y separaciones.
Divorcio y vacaciones de verano
¿Por qué hay más divorcios tras las vacaciones estivales?
Durante el resto del año, la rutina suele ayudar a mantener las cosas en su sitio: cada miembro de la pareja pasa ocho horas o más en su trabajo y, al llegar a casa, uno se queda con los niños mientras otro puede llegar más tarde. Entre líos y cenas no hay tiempo para corregir la “estrategia sobre los menores”. No hay apenas tiempo para hablar, ni para discutir, con lo que pasan los días en una aparente calma. Pero llegan las vacaciones de verano y, de repente, estamos 24 horas al día juntos con lo que, si la relación tiene conflictos solapados, las discusiones no tardan en aparecer.
Los familiares que veranean con Uds también suele ser una fuente de conflictos: las relaciones con la familia (sobre todo política) no siempre son las mejores y compartir largas veladas, en ocasiones con alguna copita de más, hace que cualquier desavenencia salga a la luz. Intente estar con ellos evitando conversaciones que ya sabe acabarán “mal” (ud ya las conoce)
Divorcio y vacaciones de verano
La economía doméstica, en especial en estos años de crisis, sufre mucho en esta época: algún taller o campamento para los peques, vacaciones a destinos maravillosos, cenas con amigos, etc. pueden llevar nuestro bolsillo al límite, así como la buena convivencia con nuestra pareja.
¿Qué podemos hacer si queremos separarnos o divorciarnos?
Antes de nada debe asesorarse por un buen abogado de Derecho de Familia y no dar pasos alocadamente. Si nos estamos planteando “recolocar” nuestro matrimonio, lo mejor que podemos hacer es dejar pasar un tiempo prudencial para pensar con calma; es un gran cambio en nuestra vida y necesitamos estar completamente seguros del paso que vamos a dar.
Cuando tenemos claro que no hay vuelta atrás, es hora de tomar muchas decisiones. Debemos saber qué ocurrirá con la custodia de los hijos, si habrá pensión compensatoria y su cuantía, cómo se realizará el reparto de bienes, visitas, alimentos, uso de la vivienda familiar, y un largo etcétera… De la capacidad de la pareja para llegar a un pacto se determinará que el divorcio o la separación sean de mutuo acuerdo o contencioso.
Un buen abogado lo hace todo más fácil. Llámenos y se lo explicamos con calma.
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